Una de las cosas que más disfruto del Verano en Japón es la cantidad de oportunidades que hay de disfrutar de los Fuegos Artificiales, no sólo los que se lanzan al cielo, sino también los que se venden en cualquier tienda de todo a 100 yen o konbinis y se disfrutan con amigos o familia en cualquier parque o, generalmente, cerca de lugares con agua (pequeños lagos, ríos etc).
El que hay encima de estas palabras (foto de Keane Beamish en Flickr), es uno que sólo he visto en Japón. Se llama Senkou hanabi, que significa fuegos artificiales de incienso. Se utiliza al revés de lo que cabría imaginar en España… dejando la parte encendida hacía abajo, mientras se sostiene por arriba. Al encenderlo, pronto se forma una especie de gota incandescente en la parte de abajo, que hay que tener cuidado de no tirar. Si te tiembla el pulso, es posible que se desenganche y que no encienda la segunda fase, que es la que hace que salgan chispas.
(Imagen de Kenichi Nobusue en Flickr). Lo que me gusta de algo tan simple como un senkou hanabi es que destaca una de los pensamientos que los japoneses aprecian más en la vida; lo efímeras que suelen ser las cosas bellas. Por ejemplo, ocurre algo similar con las dos semanas durante las que se puede disfrutar del sakura o hanami. En el senkou hanabi es algo similar… la gota es preciosa, y las chispas son divertidas, pero lamentablemente duran muy poco.